Perspectivas filosóficas orientales, lenguaje ideográfico y ciencia

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Al estudiar las artes clásicas orientales es interesante, y a menudo necesario, tener presente que existen diferencias significativas entre las perspectivas filosóficas de las tradiciones asiáticas y el pensamiento moderno occidental, diferencias que se acentúan aún más por el uso de un lenguaje ideográfico.

El chino clásico (con su lenguaje ideográfico) expresa una visión del mundo profundamente interconectada y dinámica, donde los fenómenos no se comprenden como entidades fijas o aisladas, sino como procesos en constante transformación. Las palabras, al estar basadas en ideogramas, no definen conceptos de forma cerrada, sino que sugieren campos de sentido, evocando imágenes y relaciones naturales. Esta forma de pensar se alinea con corrientes filosóficas como el Daoísmo, que enfatiza el flujo cambiante del Dao, y con el pensamiento yin-yang, donde toda oposición es relativa y mutable. En este contexto, la sabiduría no se basa tanto en clasificar o explicar de manera analítica, sino en percibir los patrones sutiles de la realidad y actuar en consonancia con ellos. 

Por contraste, la filosofía occidental moderna, heredera del pensamiento griego y del racionalismo ilustrado, tiende a analizar el mundo dividiéndolo en categorías, buscando principios universales y verdades objetivas a través de un lenguaje lógico y conceptual. Las palabras son definidas con precisión para describir, argumentar y explicar, lo cual ha sido fundamental para el desarrollo científico y tecnológico. Sin embargo, esta perspectiva a veces relega lo intuitivo, lo ambiguo o lo simbólico, aspectos que son esenciales en el pensamiento tradicional chino. Así, el encuentro entre ambas visiones plantea no solo diferencias lingüísticas, sino también modos divergentes de comprender la existencia y la relación entre el ser humano y la naturaleza.

El lenguaje chino clásico

Los textos clásicos chinos están escritos en chino clásico (文言文 wényánwén), que no solo usa caracteres tradicionales, sino que también tiene una gramática mucho más concisa y distinta del chino moderno. Leer estos textos implica dos niveles: dominar los caracteres tradicionales y tener nociones de chino clásico (que es como leer latín si estudias filosofía occidental) y tener un conocimiento de la materia tratada con el fin de dar un contexto adecuado a la traducción. 

Características del chino clásico

  • Se trata de un lenguaje minimalista, el chino clásico elimina casi todo lo que puede ser implícito.
  • No hay tiempos verbales explícitos, casi no hay partículas gramaticales, y una misma palabra puede ser sustantivo, verbo, adjetivo o adverbio según el contexto.
  • El orden suele ser Sujeto-Verbo-Objeto, pero puede variar si se quiere enfatizar algo.
  • En vez de palabras compuestas, cada carácter tiene mucho peso y puede tener múltiples significados.
  • Requiere conocer bien el contexto histórico y cultural para entender matices.
  • Un solo verso puede abrir múltiples capas de interpretación. De ahí que la lectura no sea solo lingüística, sino también filosófica y meditativa.
  • Escritura evocadora: Como imágenes que evocan sensaciones.
  • Es un lenguaje intencionadamente ambiguo, que busca no fijar el sentido, sino abrirlo. 
  • Es como aprender a interpretar poesía o koans: hay técnica, pero también intuición.

Ejemplo de una frase del Dao De Jing

Frase original (Dao De Jing, capítulo 1): 

道可道,非常道。

Pinyin: Dào kě dào, fēi cháng dào.

Carácter Significado común Función posible
Camino, vía, Dao Sustantivo
Puede, posible Modal (verbo poder)
Camino, expresar Verbo (aquí puede ser “decir” o “seguir”)
No, negación Negación
Constante, eterno Adjetivo
Camino, Dao Sustantivo

Aquí el primer 道 se entiende como el Dao absoluto. El segundo 道 (tras 可) se interpreta como expresar / manifestar / seguir el Dao. 非常道: "no es el Dao constante", o sea, el Dao expresable no es el Dao eterno.

 

Como escribía Alan Watts1, el mundo no es un sistema lineal. "Éste implica una infinidad de variables interactuando simultáneamente, de modo que llevaría una cantidad incalculable de eones expresar un solo momento de su funcionamiento en un lenguaje alfabético y lineal". 

A la hora de expresar los fenómenos naturales, el lenguaje por si solo se queda corto, "como comienza diciendo el libro de Lao tsu, el Tao que puede ser expresado no es el Tao Eterno (o Absoluto). Continúa mostrando que existe un modo de comprender y acompañar el proceso de la naturaleza distinto al de expresarlo en palabras. Después de todo, el cerebro - el verdadero órgano de la inteligencia- desafía incluso las descripciones lingüísticas de los más grandes neurólogos. En consecuencia, un lenguaje ideográfico resulta más próximo a la naturaleza que uno estrictamente lineal y alfabético."

Aunque en un principio, todos estos conceptos desconocidos pueden resultar un handicap a la hora de adentrarse en alguna disciplina oriental, nos tienen que ayudar a comprender que la ambigüedad que encontramos en algunas frases o textos clásicos son una forma de fomentar el pensamiento individual, no solo tomar lo que se dice como dogma de fe, esto nos tienen que hacer reflexionar y pensar por nosotros mismos. 

No te apoyes en la persona del maestro, sino en lo que enseña.
No te apoyes en las palabras, sino de su significado.
No te apoyes de las enseñanzas provisionales que requieren interpretación, sino en las enseñanzas definitivas.
No te apoyes en el significado definitivo tal y como lo concibe una conciencia dualista, sino en la sabiduría no conceptual.

Las cuatro confianzas o o dependencias (catvari pratisthana) del budismo Mahayana

Creo que podemos hacernos una idea de la complejidad de la traducción de los textos clásicos, no solo chinos, también los textos budistas en sánscrito, tibetano o los los clásicos japoneses. Es frecuente encontrar en los trabajos rigurosos de traducción comentarios (clásicos y modernos)2 de diversos maestros que aportan siempre puntos de vista y permiten obtener una visión más amplia y probablemente más cercana al pensamiento original.

En última instancia, como enseñan e insisten los maestros tanto daoístas como budistas, no es suficiente con la mera obtención de conocimiento "saber y actuar son uno y lo mismo" dice la máxima samurai. Es necesario llevar a la practica cada conocimiento, interiorizarlo y de esta forma el estudio y la práctica se transforman en un viaje fascinante. 

Diferencias en las perspectivas filosóficas 

Las perspectivas filosóficas de la antigua china tienen unas singularidades que difieren de lo que podríamos llamar la perspectiva científica actual. Los maestros Stephen Birch, Miguel Angel Cabrer Mir y Manuel Rodríguez Cuadras, señalan tres de estas diferencias fundamentales3

Dualidad objeto sujeto que lo percibe

Por un lado, la idea occidental y científica de establecer una descripción objetiva del mundo donde se separa al observador del mundo que se describe. Este enfoque se basa en la asunción de que la persona que observa no influye en lo que está observando y es capaz de separarse completamente de sus observaciones. Esta idea no aparece en el Este de Asia hasta la adopción del pensamiento occidental en tiempos modernos. En su lugar, el observador se sitúa en el centro de lo observado y no se pretende intentar describir las cosas de forma objetiva4

Esta idea la podemos ver claramente en la doctrina budista de la no-dualidad: la separación entre el objeto y el sujeto que lo percibe es mera ilusión. Tendemos a vernos a nosotros mismos como sujetos separados que perciben un mundo externo de objetos. Sin embargo, esta percepción dualista es una ilusión. La mente crea una distinción entre "yo" y "lo otro", lo cual es fuente de sufrimiento y confusión.

En la realidad última todo fenómeno es vacío de una existencia independiente y propia. Esta vacuidad (sunyata) implica que nada existe por sí mismo, sino que todo surge en dependencia de causas y condiciones. Esta interdependencia se extiende también a la relación entre el sujeto y el objeto: no pueden existir separados, sino que surgen simultáneamente y se definen mutuamente.

Reduccionismo 

La segunda tendencia importante en el pensamiento occidental y científico, que complementa la primera, es un proceso llamado "reduccionismo". El reduccionismo es un enfoque del pensamiento científico que sostiene que un sistema complejo puede entenderse completamente al descomponerlo en sus partes más simples y al analizar esas partes de manera independiente. Esta perspectiva asume que el comportamiento y las propiedades del sistema en su totalidad se derivan de las características y relaciones de sus componentes individuales.

Así como una persona no es real
porque es un compuesto de seis elementos,
cada uno de los elementos tampoco son reales
porque son un compuesto.

Nagarjuna

La tendencia opuesta ha dominado el pensamiento del este asiático debido en gran medida a la tendencia a pensar de manera más "holística"5.

Esta visión holística entiende cualquier fenómeno como parte de un entramado mayor de relaciones. No se trata tanto de identificar causas únicas y lineales, sino de leer los patrones que emergen de las interacciones dinámicas. En este enfoque, la totalidad tiene primacía sobre las partes.

En medicina china, por ejemplo, no se estudia un órgano de forma aislada, sino en su relación funcional con los demás, con las emociones, con los ciclos naturales, y con el entorno. Así, un mismo síntoma puede tener múltiples significados según el patrón global del cuerpo-mente.

Ideas contradictorias

La tercera característica del pensamiento científico occidental es la suposición lógica de "esto o aquello". En este modelo no se puede aceptar una idea que esté en desacuerdo con otra; si una idea es considerada correcta la idea contraria tienen que ser incorrecta. 

En el pensamiento científico occidental (desde Aristóteles), predomina el principio de no contradicción: “Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido.” Esto da lugar a una lógica binaria, "o esto, o aquello", donde una proposición excluye a la otra. Es útil para establecer sistemas teóricos sólidos, pero a veces rígidos, especialmente frente a fenómenos complejos o ambiguos.

En contraste, el pensamiento clásico oriental (como el daoísmo o el confucianismo) se siente cómodo con la coexistencia de aparentes contradicciones. Por ejemplo, el Dao De Jing dice: “El Ser y el No-Ser se engendran mutuamente.” Aquí, la lógica es dialéctica y relacional, no excluyente. La pregunta no es quién tiene razón, sino qué tiene sentido en el momento, o qué armoniza mejor con el entorno.

El pensamiento asiático se centra en abordar cuestiones como la resolución de problemas o la realización de ciertas acciones. Por lo tanto, los debates en la medicina china no se centran en la veracidad de un método, sino en su eficacia.6

En occidente, se privilegia el conocimiento como representación del mundo (episteme). En la visión clásica oriental, se privilegia el conocimiento como saber-hacer (una sabiduría práctica, situacional, incluso ética).

Sobre el autor:

Foto David bW

David Quiroga

Estudio, experimento y escribo, intentando siempre seguir este orden. Explorador del equilibrio entre el cuerpo físico, energético y espiritual, con años de experiencia en terapias tradicionales. Practicante de artes marciales y técnicas de meditación asiáticas, encuentro en la naturaleza y la montaña mi refugio e inspiración.

 

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