Shén (Chino) 神 (J. Shin)

Shen se traduce comúnmente como "espíritu" o "mente"1 y está profundamente relacionado con la conciencia, el pensamiento, las emociones y la expresión espiritual de una persona.

Es el aspecto más inmaterial de nuestra existencia y forma parte de los tres tesoros del daoísmo y la cultura clásica China (sambao 三寶): Jing (精), Qi (氣) y Shen (神). El Shen se considera como la manifestación más refinada del Qi.

El Shen se compone de cinco manifestaciones del espíritu conocidas como Wu Shen (五神). Estas son las manifestaciones espirituales y mentales asociadas a cada una de las fases: Fuego (Shen (神) - Espíritu/Mente), Tierra (Yi (意) - Intención), Metal (Po (魄) - Alma corpórea), Agua (Zhi (志) - Voluntad), Madera (Hun (魂) - Alma etérea).

Por tanto el término Shen puede emplearse para referirse a la totalidad de la actividad mental, emocional y espiritual, que engloba las cinco manifestaciones y también puede referirse a una de las cinco manifestaciones del espíritu, concretamente a la que reside en el Corazón (Elemento Fuego).

Como manifestación del espíritu, Shen es la base de la claridad mental, el pensamiento, la memoria y la capacidad de comprender. Desempeña un papel fundamental en la estabilidad emocional y nos conecta con la dimensión espiritual, permitiéndonos experimentar una sensación de propósito, amor y conexión con el universo.  

El Shen también regula la calidad del sueño. Si el Shen está perturbado pueden surgir insomnio, sueños inquietos o dificultad para descansar profundamente.

La ventana del Shen son los ojos. La claridad y el brillo en los ojos reflejan la vitalidad y el estado del Shen. Un Shen fuerte se manifiesta en ojos vivos y expresivos, mientras que un Shen débil o perturbado se reflejaría en unos ojos apagados, sin brillo. 

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